martes, 21 de junio de 2016

Una serie de catastróficas desdichas

Veo que hace más de dos meses que no publico nada en este blog. Dos meses en los que han pasado una de cosas que abruma sólo pensarlo...

En la consulta con el médico en la que me mandó hacerme el carísimo test genético, también me advirtió de que tengo muy poquitos anticuerpos de rubeola y convendría que me vacunara y esperase tres meses antes de buscar embarazo. Además, teníamos que esperar a tener el resultado del x-frágil, así que nada de hacer "búsquedas de bebé" por nuestra cuenta, por si acaso. ¿Y qué ocurre cuando te dicen que no debes hacer algo? Exacto, ¡que te apetece hacerlo! ¡¡Y mucho!! Y, total, ¿qué va a pasar? Si me quedan tres ovulitos contados en los ovarios y conseguirlo de manera natural tiene muy pocas probabilidades.

Pues, spoiler alert, pasó. Pasó. El milagrito pasó. Mi marido, alias el francotirador, acertó de pleno en el solitario ovulito que por obra y gracia del Espíritu Santo me salió de un ovario ese mes.

A los pocos días de disfrutar del meneo, nos llegó el jarro de agua fría: soy portadora del x-frágil, una anomalía en el cromosoma X que se va incrementando de generación en generación y puede llegar a provocar graves retrasos mentales. El mío está pre-mutado, por lo que mi único síntoma es, precisamente, el fallo ovárico precoz. Pero podría ir a peor en mi descendencia. Podría ser, también podría no ser: he aquí el macabro juego de azar ante el que nos encontramos cuando, no habiendo aún digerido la noticia de mi carga genética chunga, me veo ante las dos rayitas del pipitest, sin dar crédito a que esto nos esté pasando.

No había terminado de asumir que iba a tener muchas dificultades para concebir, y ahora tengo que asumir que lo hemos conseguido. Pero ¿puedo alegrarme por ello? ¡No! Porque en el cara o cruz del reparto genético, no sé lo que le habré pasado a mi churumbel.

Comienza el periplo de médicos, genetistas, por la pública, por la privada y bien de consultas a Santa Google, que todo lo sabe y todo lo explica. Durante todo ese tiempo, el embarazo sigue adelante y, para cuando ya hemos arrojado luz sobre el camino que seguiremos (haremos una biopsia corial en la semana 11 o 12 de embarazo para determinar si el bebé tiene o no la enfermedad), al fin llega la calma y la felicidad por haber conseguido lo imposible: mi milagro.

Una de las épocas más felices de mi vida.

"No te encariñes", me decían voces sabias. Muchos embarazos terminan en aborto, muchísimos, muchos más de los que creemos. Yo lo sabía, pero también sabía que el mío no iba a ser uno de ellos. ¿Cómo iba a serlo, si era un milagro? Imposible. Lo sentía en lo más profundo de mi ser: todo iba a ir bien.

Pues no.

A las 7 semanas tuve un aborto tan espontáneo e inesperado como lo fue el embarazo. Y sólo en otra ocasión de mi vida me había embargado una pena tan inmensa: cuando perdí a mi padre. Y ahora he perdido a mi hijo. Porque, sí, para algunos ese montoncillo de células no era más que eso, carga genética probablemente desordenada e imperfecta, pero para mí era mi bebé, mi milagro, el que iba a capear todos los temporales que se le pusieran por delante porque ya había hecho lo más difícil: existir contra todo pronóstico.

De ese fatídico día hace hoy un mes, un mes en el que no se me ha ido de la cabeza ni un solo día. Poco a poco voy remontando, hago meditación, me he apuntado a boxeo... Todo con tal de salir del pozo en el que me había hundido, todo con tal de seguir adelante y volver a intentarlo.

Esta vez sí me dará tiempo a vacunarme de la rubeola antes de volver a la carga, así que es una suerte que los tres meses de "estar en el banquillo" caigan justo en verano. Intentaremos disfrutar de las vacaciones y de la vida y, con la vuelta al cole, nosotros volveremos a la carga. Esto nos ha dado esperanzas de volver a conseguirlo de manera natural. Pero somos conscientes de que es muy difícil que se repita el milagro, así que nos damos 6 meses de plazo para conseguirlo y, si al final no se puede, volveremos a la rueda de la reproducción asistida.

Qué pena que no haya sido un post divertido. Espero que los ánimos vayan volviendo y que pueda seguir contando novedades con algo más de buen humor.

Gracias a todas por estar ahí, luchadoras, guerreras, valientes y bellas mujeres.

3 comentarios:

  1. Mucho ánimo.y lo siento q duro es esto a veces.te deseo una pronta recuperación y un saludo.

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    1. Muchas gracias por tus ánimos, Aranza. He tardado en recuperarme, pero ya estoy bien, lista para volver a intentarlo. :)

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  2. Nena tus palabras son mis sentimientos de hoy... Ojalá pronto tanga la fuerza de seguir él camino...

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