lunes, 13 de noviembre de 2017

Mi experiencia con la respiración holoscópica

Hace un par de años probé la meditación y este curso he empezado con yoga, por aquello de ir probando diferentes técnicas que me ayuden a estabilizar un poco mi mente, que está más desequilibrada que de costumbre por culpa de la infertilidad.

Cuando mi profe me dijo que iban a organizar una jornada de respiración holoscópica, le pregunté qué era eso tan raro y me dijo que se trataba de una experiencia única, difícil de explicar, así que busqué en internet y, por lo que encontré, entendí que es una técnica con la que se consigue alcanzar, a través de la hiperventilación pulmonar y de escuchar una cierta música fuerte y rítmica, un estado de consciencia alterada. Es decir, que sin dejar de perder la consciencia en ningún momento, tu cerebro comienza a funcionar con unas ondas diferentes a las habituales (esto pasa, por ejemplo, cuando duermes) y puedes llegar a acceder a otros planos de consciencia que te permiten ver y saber más (de ti mismo o de lo que sea). Esto, así dicho, suena un poco etéreo, pero como dicen que puede ayudar a soltar bloqueos emocionales y que puede cundir tanto como meses o años de terapia, me decidí a probarlo.

El proceso fue un poco rocambolesco (una música muy fuerte sonando, un grupo de gente tumbada en el suelo, respirando como si estuvieran corriendo la maratón y, simplemente, dejándose llevar), pero los resultados (para mí) fueron increíbles. Antes de contaros lo que viví, es importante que os diga que esta técnica no debe practicarse si se está embarazada y que no se debe acudir a ella con expectativas de ningún tipo. La clave está en dejarse llevar y en limitarse a observar lo que ocurre.

Tengo que decir que, a nivel físico, para mí resultó ser MUY desagradable. La hiperventilación te provoca, como mínimo, hormigueo en manos y pies, pero en mi caso fue peor y me provocó mucha rigidez en los dedos, un fuerte dolor de cabeza y muchas náuseas. Con todo y con eso, no me arrepiento, ya que mentalmente (o espiritualmente, como prefiráis) viví algo único y espectacular.

Hicimos dos sesiones:

En la sesión de la mañana, después de llevar un rato hiperventilando, noté que mi mente estaba distraída, no me concentraba, y de pronto escuché una voz que me preguntaba "¿Dónde estás?" y aquello me centró. Me encontraba en un túnel, oscuro y largo, pero no daba miedo. Apareció una mujer vestida de blanco y, sin hablar, supe que ella era yo: mi pasado, mi presente, mi futuro, todo lo que soy y todo lo que nunca llegaré a ser. Me sonreía y me tranquilizaba, me dijo que me quería y que siguiera corriendo por el túnel, que todo iría bien. Yo no quería irme, quería seguir allí con ella, pero sabía que tenía que seguir.
Más adelante apareció una figura masculina oscura. No le veía el rostro, pero sabía que también era yo: mi sombra, mi parte oscura. Esperaba que me diera miedo, pero tampoco me asustaba. También me dijo que me quería.
Seguí corriendo por el túnel y llegué a una especie de explanada grande, como un estadio de fútbol, y allí había muchísima gente. Sentía que eran familia, amigos, conocidos, pero al mismo tiempo todos ellos eran yo, eran parte de mí. Todos me abrazaban y me decían que me querían. Me sentí muy amada y noté una felicidad absoluta. También estaban allí mis bebés, los dos que perdí en los abortos, pero eran ya niños algo crecidos. No sabía si eran niño o niña pero no importaba. Les abrazaba y abrazaba y les decía que les quería. No imagináis qué maravilla...
Seguí avanzando y, poco después, sentí que yo había muerto, pero no había tristeza, solo paz. La voz volvía a preguntar, "¿Dónde estás?", a lo que yo respondía: "Me he muerto, así que no estoy, pero sí SOY". Os aseguro que nunca había sentido una certeza más absoluta: tras la muerte ya no estaremos, no existiremos, pero sí seguiremos SIENDO. Ahora que he vuelto a la consciencia habitual, vuelvo a no entenderlo del todo, pero después de haberlo sentido tan adentro, no tengo dudas. He de decir que, para mí, el miedo a la muerte ha sido siempre una tortura (no era miedo al cómo morir, sino al hecho de que después de morir ya se acaba todo) y ahora siento mucha mucha paz tras haber tenido esa revelación. Ojalá que, si hay alguien con un miedo parecido, leer esto pueda ayudarle.

En la sesión de la tarde, al principio tuve la rigidez de las manos, lo cual me asustó mucho, pero poco a poco fue pasándose y, no sé cómo explicároslo, pero viví un parto. No un parto cualquiera, sino el parto de mi segundo bebé. Me dolía y no paraba de decirle "Tranquila, cariño, puedes salir, puedes salir, todo va a estar bien". Con las manos "empujaba" la tripa hacia abajo y, cuando terminé, tuve que irme corriendo a vomitar. Después me quedé muy en paz y liberada. Fue algo muy intenso, pero ahora siento que he podido cerrar algo que ni siquiera creía que tuviera pendiente (en mi primer aborto, expulsé al embrión estando en mi casa, me dolió mucho y me asusté, lo pasé muy mal, así que cuando tuve el segundo aborto, pedí que me hicieran un legrado para no tener que sufrir tanto físicamente. No me imaginaba que, el hecho de no haberlo "parido" como tal, se me había quedado en el subconsciente como algo sin resolver).

Así que esa ha sido mi experiencia con la respiración holoscópica. Para mí ha sido la experiencia más increíble, brutal y reveladora que he vivido jamás. Espero que os haya resultado interesante. Si alguien quiere el contacto de los "profes" (facilitadores) que organizaron la jornada (están en la provincia de Madrid), puede pedírmelo y se lo daré encantada.

¿Repetiría? Ahora mismo pienso que no. Me ha dejado muy cansada y todavía estoy ligeramente en shock por lo vivido, que ha sido muy fuerte para mí.
¿Lo recomiendo? Sí, si sientes que es algo que quieres probar, si realmente lo deseas. A estas cosas, uno no puede ir obligado, tiene que salirte de dentro.

En mi próximo post volveré a algo más "terrenal" y os contaré que pronto vamos a empezar nuestro primer TRA.

¡Gracias por leerme!